Escribe: Franco Sánchez Rodríguez

José María Lucar es uno de los artífices de que Perú sume hasta el momento 11 medallas en los Juegos Panamericanos Lima 2019. El boxeador peruano le regaló al país una presea de bronce en los 91 kg del boxeo continental; sin embargo, esto no hubiera sido posible si es que él no cambiaba su forma de pensar y de ver las cosas.

“Aún no lo creo, no me doy cuenta de lo importante que ha sido, estoy feliz por eso”. Si bien la pelea por semifinales no favoreció a nuestro compatriota, Lucar aseguró la presea al derrotar en los cuartos de final al mexicano Francisco Cantabrana. Con los brazos en alto celebró el primer gran paso que había dado, porque tenía claro lo que acaba de conseguir: asegurar una medalla y un departamento en la Villa Panamericana, incentivo que otorgó el Estado para los medallistas. Una vivienda propia que podrá darle a sus padres y a sus hermanos.

“Muchas veces uno se desmotiva porque sus rivales están por Europa y por todo el mundo, mientras uno está metido acá. Pero no es excusa. Un tiempo me metí ese mal pensamiento de poner excusas y me di cuenta de que eso no funciona, no suma. Uno siempre debe aprovechar lo que tiene y si quiere más, debe trabajar duro. Con estos resultados sé que habrá más apoyo, tendremos más viajes y podremos lograrlo. Si me la pasaba quejándome, lamentándome, no iba a poder ser”, enfatizó.

“Trabajo y esfuerzo, no hay algo que te haga madurar más que eso. Tantos sacrificios y valorar lo que hago. Si me quejaba, le estaba faltando el respeto a lo que hacía”. Para un verdadero ganador, alguien que creció sin tener una comodidad, sabe lo difícil que es superarse deportivamente. Y quizás más en el boxeo nacional, donde los mismos pugilistas indican que el apoyo podría ser mayor. No obstante, a veces esas trabas te hacen apreciar lo que haces y el tiempo que le dedicas.

Sobre el final de su pelea, a la que asistieron sus familiares, amigos más cercanos, sus tíos de Carabayllo, que lo sorprendieron y motivaron enormemente, José María Lucar recordó lo que conversó con el presidente del IPD, Sebastián Suito. Al término del combate, y cuando Lucar había bajado del cuadrilátero, Suito se acercó y lo abrazó fraternalmente.

“El presidente me felicitó. Él a inicios de año nos visitó en La Bombonera y nos dijo unas palabras que las tuve todo este tiempo: ‘se puede perder o ganar, eso no importa. Lo importante es dejarlo todo’. Me lo metí en la cabeza”, finalizó.