Escribe: Margarita Rivera Monforte
Desde Brasil
No salió contenta de la pileta. La nadadora Andrea Cedrón cumplió una regular actuación en los 200 metros libres de Río 2016 y, a diferencia de las que tuvo en su etapa de preparación para los Juegos Olímpicos. “Me costó mantener el ritmo y no pude superar mi marca”, expresó al finalizar su prueba.
Ubicada en el carril 8 de la serie tres, Cedrón salió bien en los primeros 50 metros, pero fue decayendo en los siguientes y cerró su participación en el sétimo lugar con un tiempo de 2 minutos 05 segundos 33 centésimas, “tres segundos por encima de mi marca personal, algo que me deja un poco fastidiada”, dijo.
La joven contó que estuvo trabajando con los nadadores brasileños en las últimas semana y había reducido considerablemente sus tiempos, pero no pudo sostener ese buen desempeño de las últimas semanas en el momento crucial.
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De otro lado, indicó que aún no sabe cuál será su futuro. “Hay muchas necesidades. Se requiere más apoyo del Estado y la empresa privada porque la inversión para un ciclo olímpico es fuerte. En esta oportunidad empecé a entrenar como debe ser hace cuatro meses, se requiere más para estar en el mejor nivel”.
Pero no todo fue ingrato para la deportista. La sorpresa que se llevó al final de su competencia le devolvió la tranquilidad que su tiempo en el agua le quitó. Desde la tribuna una cara conocida con lágrimas en los ojos la llenó de emoción. Era su padre, quien con mucho sacrificio llegó de su natal Trujillo para alentarla.
“Es una tremenda sorpresa. Hace una semana que no tenía comunicación con mi familia. No imaginé que él llegaría, así que verlo aquí es un enorme regalo”, se emocionó.
Luego nos enteramos que don Carlos, su papá llegó apenas la noche anterior, solo. No le alcanzaron los recursos económicos para viajar con su esposa. Por eso Andrea aprovechó los micrófonos de EL POLI para saludarla. “Pronto estaré en casa, mamá. Un abrazo para ti y mis hermanos y la gente de Trujillo, que siempre me apoya”.