Rara vez en elpoli.pe citamos a personajes o temas relacionados con el fútbol profesional. Hoy, sin embargo, lo amerita, porque la partida de Freddy Ternero, el técnico más exitoso que ha tenido el Perú en este deporte, traspasa cualquier barrera, pues su filosofía fue aplicada en ámbitos no vinculados al balompié.

Tenía solo 53 años y hasta hoy, cuando su batalla contra el cáncer de hígado llegó a su fin, sobrellevó la enfermedad con el estoicismo que le hizo creer en un grupo humano que muchos llamaron ‘reciclado’ y le permitió gozar de dos títulos internacionales que no han sido reeditados.

Campeón con el Cienciano del Cusco en la Copa Sudamericana y la Recopa 2003, con una filosofía que rápidamente caló en sus pupilos y fue aplicada a otras disciplinas envuelta en una frase que él acunó: “Sí se puede”.

En esa oportunidad formó un plantel con jugadores que, en varios casos, se habían quedado sin equipo para el Campeonato Nacional, algunos por edad; sin embargo, les dio tanta confianza valiéndose, además, de estrategias de superación personal que dieron resultado.

En el camino quedaron linajudos clubes, como el Santos del Brasil y el Atlético Nacional de Colombia, hasta definir la Sudamericana con el River Plate de Argentina, que sucumbió ante el cuadro Cusqueño, lo mismo que el Boca Juniors en la Recopa. Nadie podía creerlo, pero con Ternero sí se pudo.

Llegó a entrenar dos veces a la selección peruana de fútbol, la primera, en la Copa América 1997, realizada en Bolivia, donde el elenco nacional quedó cuarto y en 2005, que comenzó con éxito campeonando en la Copa Kirín.

Se recuerda que en ese período de su carrera como técnico continuó con su filosofía de la motivación y llenó la Videna con carteles conteniendo frases estimulantes, aunque los resultados no fueron los mismos que con el Cienciano.

Culto y amable, de verbo fluido pero sencillo, publicó un libro ‘Sí se puede’ contando su experiencia con los ‘imperiales’ y el difícil mundo en el que le tocó ejercer su labor. Fue alcalde San Martín de Porres en dos períodos: 2007-2010 y 2011-2014.

Y, tal como predicó en el deporte, así lo hizo con su vida. Se recluyó en el silencio mientras luchaba con su agresiva enfermedad. Y se fue sin decir adiós, para legar su fortaleza emocional, para demostrar que aun lejos de este mundo no perdió la batalla. ¡Hasta siempre, profe Ternero!