Escribe: Margarita Rivera
[DESDE TOKIO]
Terminaron los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para Marko Carrillo. Las sensaciones al final no son las mejores. Llanto, dolor. Momentos de frustración, pero luego la cabeza fría para el análisis y una convicción: “Soy terco. No me voy conforme con mi actuación; sin embargo, seguiré haciendo todo para lograr una medalla olímpica”.
Así se despidió el tirador nacional de Tokio 2020, con la idea firme de continuar compitiendo y pugnando por conseguir ese triunfo que en el Japón le fue esquivo. “No es lo que yo esperaba. Luego de la primera ronda tenía claro que quizá no me alcanzaría para llegar a la final, pero seguía con la expectativa de mantenerme en mi ranking, fallé lamentablemente en tres momentos importantes y eso me costó”, refirió ya más sereno tras la explosión inicial de sentimientos.
Marko Carrillo cerró su participación olímpica en el puesto 18 de la etapa clasificatoria de la modalidad de pistola rápida 25 metros y la ubicación le dolió. “En el ranking mundial de esta modalidad estoy en el puesto 12 y tras la primera serie, me mantenía en esa posición. Hoy justo fallo en la última serie, eso me bajó mucho”.
En el nombre del padre
Antes del inicio de su serie, Marko llamó a su entrenador, algo le incomodaba. “No era la pistola, solo que no me sentí cómodo en cierto momento”, comentó. Y así explicó su última serie, donde acertó 42 de 50 puntos en disputa.
“No pude, al final, llegar bien a la zona de disparo y como no hay suficiente tiempo para llegar, no me acomodé bien, eso me descomputó un poco, por eso me quedé con esa sensación de dolor, incomodidad, insatisfacción, de que los resultados no se hayan dado en puntos”, descarga.
En esos momentos es cuando aparece la figura que lo atrajo hasta el lugar donde está y es su entrenador. “Mi padre me tranquiliza. Él ha sido competidor. Sabe que en este deporte hay mucho por recorrer y al final fue quien me impulsó no solo hoy sino siempre a continuar”.
Carrillo comentó que aunque estuvo siempre enfocado en la competencia, los nervios también jugaron un papel aparte. “Estaba algo ansioso. En verdad, soy casi un chico en esta especialidad. Comencé tarde y la experiencia es primordial. Por eso mi padre me sostuvo recordándome que tengo mucho por recorrer”.
Así surgió otra imagen cercana, la de su madre, doña Gilda Zevallos, también tiradora, “que siempre está pendiente y a quien no he podido hablar en estos días de concentración. Ella sabe lo que es esto. Mi amor para ella y mis hijos, que me han seguido con paciencia todo este tiempo”.
Un consejo muy peculiar
Causó curiosidad que Marko Carrillo no fuera a vestuarios tras su competencia. Consolado por su padre y entrenador, regresó al área de atletas en zona de competencia para observar la siguiente serie, en la que un colega buscaría su clasificación a la final. Ese compañero y rival en su momento era el cubano Leuris Pupo, su amigo, quien también se le acercó a consolarlo.
“No te preocupes, amigo. Tranquilo. Esto tiene para rato. El tiro es un deporte longevo”, le dijo Pupo. Quién mejor que él para decirlo. El cubano va en “su sexta participación olímpica y después de cuatro Juegos logró su medalla”, argumentó Carrillo. Pupo, por cierto, clasificó a la final.
Con tal mensaje, además de su obstinación, el peruano ya mira hacia el futuro. “Hay mucho por mejorar, esto es parte de un proceso, del aprendizaje. Repito, soy terco y consigo lo que me propongo. Mi padre me dijo: ‘tranquilo, no te desesperes’. Yo voy a luchar por mi sueño. Estoy trabajando para que así sea y no me rendiré”.
El tirador nacional ha decidido darle más tiempo a la modalidad con la que se despidió de Tokio y después de tomarse un tiempo fuera de Lima con sus hijos, volverá a las competencias en pos de su clasificación al Panamericano de Tiro, que se realizará en Lima en setiembre. El objetivo París 2024 inicia hoy.