Escribe: Franco Sánchez Rodríguez

Rosbil Guillen deslumbró al continente entero con su soberbia actuación en los Juegos Parapanamericanos. Y es que el paratleta nacional hubiera cosechado dos medallas de oro de no ser por una descalificación en los 5,000 metros T11 (personas con discapacidad visual que corren con un guía), la misma que perjudicó a un representante ecuatoriano y que lo ayudó a llegar a la cima del podio en los 1,500 metros T11 con un crono de 4m23s88c, su mejor marca personal. De la mano de Ferdinan Cereceda entró en la historia de Lima 2019.

 

‘La Maravilla’ -como lo conocen sus más cercanos- vivió días de intensa lucha para llegar hasta estos Juegos, que, hasta después de cruzar la meta en la distancia más larga, habían comenzado de excelente forma. Sin embargo, parecía que todo se derrumbaba cuando le anunciaron que había sido descalificado porque su guía, Cereceda, con el que corrió los 2,500 metros finales, lo soltó a escasos centímetros de cruzar la línea de meta.

“Fue complicado. El sábado, ni bien acabamos los 5,000 metros, nos dieron la noticia. La verdad que no lo podíamos creer. Tuvimos que levantarnos psicológicamente. Rosbil es una persona increíble, porque lo tomó con tranquilidad y eso me ayudó bastante. Él me dijo: ‘no pasa nada, lo buscamos en los 1,500. Nosotros ganamos la medalla en la cancha, esa es la satisfacción que nos queda’. Igual estaba un poco intranquilo, pero con el pasar de los días tuve que recuperarme, porque teníamos otra prueba y debía de estar concentrado para llegar bien”, sostuvo Ferdinand luego de la premiación de su última prueba, en la cual se consagraron.

Para conseguir la primera medalla de oro para el Perú en estos Juegos Parapanamericanos, Guillen, quien culminó segundo en los 1,500 metros, tuvo que ser paciente y aguardar con calma el resultado del reclamo que había efectuado Darwin Castro de Ecuador, ganador de esa distancia. Finalmente, la resolución no fue favorable para Castro, ya que según informaron no usó de forma correcta el accesorio de sujeción que lo une con su guía. Por tal motivo, las sagradas estrofas del Himno Nacional peruano se escucharon por los altoparlantes del Estadio Atlético de la Videna.

Foto: Franco Sánchez Rodríguez

 

“Sí, la espera valió la pena. Habíamos luchado bien y conseguimos el resultado. La verdad que estábamos tranquilos. Dimos todo y confiamos en que la medalla de oro era para el Perú. Antes de comenzar dijimos que lo teníamos que lograr, que la presea se quedaba en casa. Como comentó Ferdinand en el calentamiento: ‘ya huele a oro’”, contó, muy jocoso, el paratleta nacido en Huancavelica.

Las actuaciones, tanto de Guillen como de Cereceda, se complementaron de gran forma en Lima 2019. Ambos, al igual que Carlos Guevara, también guía de nuestro representante en los 5,000 metros planos, fueron protagonistas dorados en una historia que tuvo un final muy feliz. “No fue revancha, creo que aprovechamos otra oportunidad. Rosbil es grande y seguirá consiguiendo más cosas”, culminó Ferdinand Cereceda, quien tras días muy difíciles por lo que había ocurrido volvió a sonreír.

Así, pues, con la presencia de la familia de Rosbil Guillen en el Estadio Atlético, que llegó desde Ica para alentar nuevamente a su querido hermano, culminó el paratletismo en los Juegos Parapanamericanos Lima 2019. Este paradeporte le dio al país cinco de las siete medallas que tiene hasta el momento. Los próximos retos de Guillen serán el Campeonato del Mundo del 7 al 15 de noviembre en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, y los Juegos Paralímpicos Tokio 2020.