Escribe: Franco Sánchez Rodríguez

Estephany Valdivia y Anahell Bendezú, dos jóvenes ciclistas, fueron protagonistas peruanas en los Juegos Panamericanos Lima 2019 al conseguir el récord nacional absoluto de velocidad por equipos en la modalidad de ciclismo de pista. Con 38s830c, las representantes nacionales celebraron en el velódromo con gran euforia, como si se hubiera obtenido una medalla; y es que no era para menos. El esfuerzo y el sacrificio realizado previo a estos Juegos lo ameritaban.

“Antes de partir nos recordó todos los entrenamientos en los que terminábamos muy cansadas sin ganas de continuar, pero que lo hacíamos porque queríamos bajar tiempos y lograr la medalla”, recordó Valdivia sobre las palabras del profesor cubano Daniel Gorina, pieza clave en su preparación. Ambas deportistas disputaban sus primeros Juegos Panamericanos junto a la élite de este deporte.

Si hay algo que influenció a que las riders nacionales registren esa plusmarca, es que ya se conocían. “Entrené con ella desde el 2015 hasta el 2018 y pasamos por situaciones difíciles. Este año viajó para Arequipa, pero a mí no me fue nada bien. Sé cómo entrena, ella sabe cómo soy. Hacer juntas el récord fue una alegría mutua. Fue un tiempo que conseguimos a pesar de las dificultades individuales que se nos presentaban. Pero de eso trata el equipo de no dejar que ni una caiga”, sostuvo Bendezú.

Hace siete meses el comando técnico decidió que se unan para competir en esta prueba, siendo su primer gran reto: Lima 2019. Su estadía en el sur del país, donde se prepararon desde inicios de este año, fue un poco complicada, sobre todo por razones alejadas a lo deportivo. “Estaba en Arequipa desde enero hasta marzo, donde tuve que renunciar por factores de salud y económicos. Me hospitalizaron y cubría mis gastos de alimentación, mis medicamentos. No practiqué deporte casi un mes y medio”, añadió Bendezú Flores. El apoyo de su familia fue más que determinante.

“Apenas cruzamos la meta escuchamos que somos el récord nacional, nos juntamos, fuimos donde el entrenador y comenzamos a reírnos de la emoción. El compañerismo es algo muy importante y juega un rol crucial en esta prueba, porque si una hace mal el trabajo perdemos las dos. Siempre nos preocupamos una por la otra y estamos trabajando en conocernos más para ayudarnos”, indicó Valdivia Vílchez, promesa del ciclismo peruano. Sus palabras tienen relación con lo vivido tiempo atrás, ya que de no ser por el soporte que se brindaron, quizás su presentación hubiera sido distinta.

“Trabajar con ella fue muy fácil, nos conocíamos y sabemos cómo hacemos los arranques, dónde aceleramos mejor, entre otras cosas. Sincronizamos bien y eso se debe a la confianza mutua, a que ni ella ni yo dudamos de lo que hemos estado haciendo”, finalizó Anahell Bendezú, ciclista nacida en Pisco que llegó a Lima hace cuatro años para entrenar con el profesor Gorina.

Equipo, compañerismo y amistad, son palabras que van o tendrían que ir de la mano. Si dentro de un equipo existe el compañerismo, entonces es muy probable que se logren grandes cosas; si a eso le sumamos la amistad que puede existir entre dos personas, pues estamos hablando de un grupo compacto, que tiene un mismo objetivo y lucha hasta el final por alcanzarlo. Eso sin duda alguna es crucial, más aún ahora que ya cuentan con un velódromo que está a la altura de los mejores del mundo.