Escribe: Franco Sánchez Rodríguez
Tuvieron que pasar tres largos años para que Abel Herrera vuelva a participar en un torneo de lucha, y vaya que lo hizo de excelente forma. El multicampeón peruano consiguió su cupo al Panamericano Senior – Lima 2018, en la categoría 65 kg, luego de superar a sus rivales sin mayores inconvenientes. Una suspensión por dopaje en el año 2015, de la cual hoy está arrepentido y con el compromiso de contar su experiencia a los más jóvenes, lo mantuvo alejado de lo que más ama. Sin embargo, eso no fue excusa para no seguir entrenando. Hoy Abel ha regresado y con más fuerza.
¿Qué sensación tuviste cuando te paraste sobre el colchón, después de tanto tiempo?
La primera pelea fue la que me emocionó. Una cosa es volver al colchón a entrenar y otra a competir. La ansiedad, los nervios, y todo ese conjunto de sensaciones que te dan con solo pisarlo, es propio de la competencia. Uno sabe que está física y mentalmente preparado, pero como tú lo dijiste, son tres años que estuve alejado. Lo bueno es que lo supe controlar y me gustó, la verdad que me gustó.
¿Fue como si estuvieras en la primera pelea de tu carrera deportiva?
¡Exacto! Tenía esa emoción, sentía las ganas de querer dar un buen espectáculo. Sé que hay mucha gente que me quiere arriba y otra que me quiere abajo; es por eso que vengo trabajando con mi equipo, con mi familia y el show es para ellos.
¿Sientes que una parte de ti ha vuelto?
Realmente sí. No podía morirme sin antes volver a luchar; reintegrarme, demostrarme que todo lo que he venido trabajando no ha sido por las puras. Voy a seguir esforzándome para obsequiar muchas más alegrías.
¿Cómo ha sido tu vida al estar alejado de la lucha?
Todo fue muy frustrante, muy triste, muy opaco. A donde iba todo lo veía luchar, en los entrenamientos siempre pedía unos minutos para pelear. No era lo mismo, tenía que entrenar en otro lado, con otra gente, ver a mis compañeros competir, que mi esposa me hable de luchar. Son mundos totalmente diferentes. Me sentí muy mal en todo ese tiempo; sin embargo, gracias a las personas que siempre me apoyan, que confían en mí en todo momento, a los que me dieron una mano, es que estoy aquí para demostrar lo que sé hacer.
¿Qué papel cumplió Thalía Mallqui cuando te encontrabas suspendido?
Thalía fue la persona que más me apoyó, la que me continúa ayudando y la que pienso que me va a seguir dando toda la motivación y todas las ganas. Ella es mi pareja, mi esposa y la madre de mi hijo. Tengo a mis sobrinos entrenando conmigo, tengo a un equipo detrás de mí, y la satisfacción es que ellos aprendan. Quiero dejarles ese legado.
¿Qué recuperas luego de esta suspensión?
Reincorporarme al equipo nacional para poder participar en el campeonato Panamericano y de ahí lo que Dios quiera.
Tú pertenecías a la división de 61 kg ¿por qué hoy luchaste en la de 65 kg?
Es que las autoridades de un momento a otro cerraron esa categoría (61 kg). Yo no tengo ningún problema en pelear en cualquier división, la preparación es la misma. No huyo, ni escapo de nadie. Al contrario, siempre busco retos fuertes para mejorar como atleta.
¿Cómo te encuentras físicamente y en lo deportivo, en comparación con tus compañeros?
Haber dejado de competir no quiere decir que haya parado mi entrenamiento. Siempre me estuve preparando, ya sea en diferentes artes marciales, yendo de un gimnasio a otro, ya que sabía que todavía no podía regresar. Nunca me dejé de entrenar porque esto es lo que me gusta. Hoy me sentí muy contento de retornar y de demostrar que aún tengo mucho por regalarle al Perú.
¿Tienes pensado participar en otros torneos, aparte del Panamericano Senior?
En realidad, esta es una oportunidad que Dios puso en mi camino, pues la federación ya no tenía pensado realizar un evento hasta finales de año. Las cosas pasan por algo, uno debe de tener paciencia y nunca perder la fe. Más adelante ya veremos qué sucede, ellos son los que disponen.
¿Tú también tuviste la posibilidad de viajar a Cuba con los seleccionados?
Sí. Estuve entrenando un mes con el equipo en Lima, después se presentó la opción de viajar y lo hice. Viajé con mis propios recursos, ya que la federación aún no me consideraba para ningún apoyo porque había estado fuera de competencia. Esto es lo que me gusta y por eso invertí en mí para llegar bien a este torneo. Posiblemente lo haga de nuevo si es que la ayuda no llega. Lo que quiero es hacer un buen papel en el Panamericano.
Ahora que has regresado, cuál es el objetivo que te has planteado.
Mantenerme en el equipo. Luego ya será lo que Dios quiera, lo que él me permita hacer y hasta donde me lo conceda. Por mi parte estoy dispuesto a dar el mil por ciento, el cien por ciento no me sirve. Sé que hay muchos compañeros que también son muy buenos, pero cada uno va buscando sus propios resultados.
¿Tenemos Abel Herrera para rato?
¡Sí! Ahora estoy con muchas más ganas de competir, tengo el deseo de regresar de cualquier lado con una medalla. Lo que está en mi cabeza en estos momentos es colgarme una de oro.
Así se despide Abel Herrera, un deportista que aprendió de errores pasados y que hoy es uno de los actores principales en la lucha contra el dopaje que lidera la Comisión Nacional Antidopaje de Perú. El país ha recuperado a uno de sus mejores luchadores rumbo a los Juegos Panamericanos Lima 2019 y Abel, hoy más que nunca, es consciente de que las verdaderas victorias solo se consiguen con esfuerzo, talento y sacrificio. Adelante, guerrero.