Escribe: Erick Garay Alberto

¿De qué sirvieron los protocolos sanitarios realizados minuciosamente por las federaciones deportivas durante el año pasado? ¿De qué sirve la estadística que dice que el deporte de alto rendimiento, cumpliendo estrictamente esos mismos protocolos, es una de las actividades que tiene menor riesgo de contagio en comparación a otras que en esta nueva cuarentena sí están permitidas? Todo ese esfuerzo hoy no es correspondido y así lo confirman las restricciones establecidas por el gobierno peruano para esta nueva cuarentena que empezó el 31 de enero.

Desde la semana pasada la situación no era la más alentadora para los deportistas de alto rendimiento en el Perú. Tras el anuncio de las nuevas medidas para frenar el contagio de la Covid-19 y la posterior publicación del Decreto Supremo Nº 008-2021-PCM, la incertidumbre ya se hacía notar en los lugares de entrenamiento de las diferentes selecciones nacionales. “Actividades de clubes y asociaciones deportivas: 0%” rezaba el documento y los deportistas empezaban a resignarse a tener que entrenar únicamente en sus casas.

Entre el jueves y el viernes, una luz de esperanza mantenía viva la idea de que alguna rectificación podía haber. “Pero si aquí (a Videna) solo estamos nosotros y todos con controles de forma periódica”, decía una joven badmintonista. “Yo creo que sí van a decir que podemos seguir entrenando, el año pasado demostramos orden y los protocolos estuvieron bien”, comentaba un experimentado varón de la lucha. “Seguro van a decir que los atletas de alto nivel sí van a poder seguir viniendo al estadio, aquí entrenan mucho más seguros que en la calle”, se escuchó desde Huancayo. Era lo lógico, teniendo como antecedente el comportamiento del año pasado. Por eso aquella luz de esperanza se mantenía encendida.

El apagón ocurrió el último sábado 30 de enero con la publicación del Decreto Supremo Nº 011-2021-PCM. En él se enlistaron las actividades permitidas en los departamentos con el nivel de alerta extremo, donde están Lima y Junín. La lista no mencionó, ni por asomo, al deporte. Todo lo contrario, lo encerró. Un nuevo golpe al deporte de alto nivel que días antes ya había sufrido con la suspensión de la liga nacional de vóley.

Y las voleibolistas fueron las primeras en pronunciarse respecto a estas nuevas medidas. Zaira Manzo, campeona nacional del año pasado con Jaamsa, precisamente hizo hincapié en la paradoja de aquellas actividades que sí están permitidas frente a las que no.

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El año pasado, además de entrenamientos controlados, se realizaron torneos nacionales (vóley) e internacionales (judo y bádminton). Todos presenciales, con protocolos muy bien guiados e incluso apoyados por el mismo Estado. Lo lógico es que esos antecedentes sirvan para dar pasos hacia adelante, pero no ha ocurrido así. Y aquí nos volvemos a hacer las mismas preguntas que hace unos meses: ¿quiénes toman las decisiones de qué permitir y qué no, conocerán cómo funciona el deporte de alto nivel y lo que significa para los deportistas que son apoyados por el mismo Estado? ¿se lo habrán explicado las autoridades correspondientes?

Renzo Manyari, presidente de la Federación Peruana de Levantamiento de Pesas, también ha expresado su preocupación sobre este nuevo encierro del deporte. Más aún porque en los demás países los deportistas de alto nivel no están ni siquiera imaginando que deben volver a entrenar solamente en sus casas.

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