Escribe: Franco Sánchez Rodríguez

Cuando Eduardo Linares llegó a Lima desde Oxapampa al año de haber nacido, ni siquiera tenía consciencia de lo que este cambio de ciudad significaría en su vida. Transcurrían los años 80’ cuando sus padres decidieron emigrar a la capital por temor al terrorismo y para que su hijo tenga un mejor futuro.

Fue en el distrito de La Punta, Callao, que Eduardo conoció al remo a los 15 años. Como él menciona, todo empezó como un juego al inscribirse en una academia con sus amigos de barrio para pasar el verano. Sin embargo, y como cosa del destino, ese juego se terminó convirtiendo en el deporte que más alegrías le ha dado, y el que le permitió conocer a una persona muy especial para él: Milena, la madre de su hija.

Linares ha transcurrido la mitad de su vida remando, viajando por distintas partes del mundo representando al Perú. Múltiples medallas colgaron sobre su cuello, sus manos alzaron muchos trofeos; no obstante, la vida todavía tenía una deuda pendiente con él.

Foto: Ángel Leiva Espinoza

Tras intentarlo varias veces, el Campeonato Mundial de remo coastal le fue esquivo. En sus tres participaciones ganó tres preseas de plata. Intentó renunciar, pero el sacrificio que ya había hecho y el nacimiento de Sienna no se lo permitieron. Es así como el pasado 13 de octubre logró lo que se le estaba impidiendo: ser campeón del mundo.

Luego de toda esta montaña rusa de emociones, Eduardo Linares está enfocado en lo que será su participación en Lima 2019. Se dará un espacio en el remo coastal para prepararse en el remo olímpico (disciplina que se disputará en los Juegos Panamericanos). A pesar de todas las dificultades que atraviesa el remo peruano, es muy optimista de lo que él y sus compañeros puedan hacer. Sobre todo porque tiene dos motivos muy grandes: su hija y la familia que va a formar con su matrimonio.

¿Qué cambió en ti luego de los tres mundiales en donde obtuviste el segundo puesto, a comparación con este último en Canadá?

A veces era un poco frustrante. Sentía que estaba cerca, pero a la vez lejos. Me sacrificaba muchísimo en los entrenamientos, tanto es así que decía “ya no puedo entrenar más, no pudo remar más, estoy en el límite”. Pensé en retirarme. Fue una época complicada, de bastante sacrificio y al último lo logramos.

¿Habías pensado en rendirte?

Sí. Pero bueno sabía que estaba ahí, que lo podía lograr. Creo que fue esa perseverancia, y que el mes pasado nació mi hija Sienna en Alemania, lo que me ayudó demasiado a conseguir el título.

Justo cuando cruzaste la meta al término del campeonato pude ver que te echaste a llorar. ¿Qué pasó por tu cabeza en esos instantes?

Fue como que todos estos años de sacrificios valieron la pena. El trabajo de todo un equipo dio sus frutos y al final lo conseguimos. No sabía en ese momento cómo expresar lo que sentía.

Foto: Ángel Leiva Espinoza

Eduardo, siempre se dice un hijo llega con el pan bajo el brazo. ¿Sientes que Sienna fue el valor agregado que necesitabas?

¡Sí! Aunque no lo crean en la regata yo pensé bastante en ella. Después del campeonato no he tenido oportunidad de volver a verla, porque me vine a Lima. En los próximos días estoy viajando para estar con ella. Todavía mi sueño es ponerle la medalla, no era tanto ganar, sino colocar la presea en el cuello de mi hija y espero cumplirlo.

En el 2015 dijiste que el remo coastal lo veías como parte de tu preparación para el remo olímpico, ¿qué fue lo que influyó para que te enfocarás más en la modalidad de mar abierto y ya no tanto en la que al inició fue tu especialidad?

Lo que dices es importante. En el remo olímpico no tenemos una pista, no contamos con un lugar apropiado para entrenar. Lamentablemente a veces no podemos llevar una preparación adecuada, porque en algunas ocasiones el mar está movido, y como la modalidad se practica en un lago, esto dificulta mucho un entrenamiento óptimo. Mientras que en el remo coastal yo tengo el mar y vivo frente a él, así que el sitio propicio está ahí.

¿Ese fue el factor principal?

Claro, ese fue el factor principal, más que todo porque me podía preparar. No tenía problemas, como el no salir a remar. Contaba con la posibilidad de dedicarle más tiempo, o el tiempo completo que se necesita, y en un lugar adecuado que es lo esencial.

De cara a Lima 2019, ¿cómo ves al remo peruano?

El próximo año nos toca un evento muy grande que son los Juegos Panamericanos y pienso que sí podemos obtener buenos resultados a pesar de todos los problemas que tenemos, como el no contar con una cancha, que de hecho que no nos va a ayudar mucho. Sin embargo, nosotros debemos de sobreponernos a eso y sacar lo bueno de la situación.

Con todo lo que está pasando, ¿es factible que el remo obtenga medallas?

Realmente sí se nos va a complicar. Pero nosotros los atletas estamos comprometidos y creo que haremos todo lo posible para luchar por una medalla. Es difícil, empero si hay algo que me ha enseñado este proceso es que todo es posible.

Es como ser locales pero a la vez no serlos. 

En realidad es eso. Es como ser locales pero a la vez no, porque no hay dónde. En Cantolao no se puede hacer la competencia por lo mismo que es mar. Y hacerlo en Paracas es una locura. Todo esto es muy estresante.

¿Te preocupa que el nivel de ustedes se vea afectado si el deporte se realiza en Paracas?

Sí, de hecho. Es lamentable que sea en Paracas, no sé cómo han tomado esa decisión. Realmente no se puede hacer remo olímpico allá, creo que más que todo fue por una salida, o una mentira política. Para practicar en Paracas uno debe de empezar desde las 5 de la mañana y terminar a las 7, porque el viento que hay es fuertísimo. Al último los perjudicados somos los deportistas, ya que esto no nos trae nada bueno.

Has sido abanderado en los Juegos Bolivarianos del 2017 y en los pasados Juegos Suramericanos en Cochabamba, ¿te has visualizado llevando la bandera en la inauguración de Lima 2019?

¡No! Aunque no lo creas todavía no me lo he imaginado. Sería una experiencia espectacular y un gran regalo de viejo. Igual sé que hay muchos atletas también con grandes resultados, que han traído bastantes logros para el país. Uno de esos casos es el de Alexandra Grande, una deportista a la que admiro porque ha conseguido cosas grandiosas. Para mí, el Perú tiene en ella una posibilidad gigante de ganar una medalla en los Juegos Olímpicos.

Foto: Franco Sánchez Rodríguez

¿Tienes algo planificado luego de los Juegos Panamericanos?

Después de los Juegos la idea es ir a vivir a Alemania con mi hija y mi pareja. Lo más seguro es que vayamos a residir allá. Hay que esperar como se van dando las cosas, uno nunca sabe. Lo que sí tengo claro es que al termino de mi carrera deportiva quisiera llevar una vida más normal.