Redacción ELPOLI.pe

Es la tercera de cinco hermanos y desde los nueve años sabe lo que es trabajar fuerte para salir adelante. La historia de Noemí Huayhuameza Orneta no es solo la de muchos deportistas peruanos, es la de una persona que ha sabido sobreponerse a las duras adversidades de la vida y que día a día gana significativas batallas en su camino al éxito.

La judoca nacional está en Buenos Aires para representar al Perú en los Juegos Olímpicos de la Juventud 2018. Hoy, con varios torneos encima e incluso algunos internacionales de categoría mayor, recuerda junto a ELPOLI.pe aquellos inicios que lejos de entristecerla, la enorgullecen al punto de recordarle por qué ha elegido este camino.

Una de las cosas que salta a la vista al apenas verla, es que en su judogui lleva puesto su segundo apellido: Orneta. Es, como dice, un diario homenaje a su madre doña Alicia.  “Mi mamá es la que ha estado conmigo en todo momento. En realidad es la única que me ha apoyado. Muchos dicen que debes ponerte el primer apellido, el paterno, pero es depende de cada uno, de cómo le guste”.

Foto: Ángel Leiva Espinoza

Y así ha sido desde que entrenaba y competía en el Centro Educativo Deportivo Experimental (CEDE). Aún sigue en el colegio, pero su actividad deportiva la ha trasladado a la Videna luego de que la Federación Peruana de Judo vio en ella un gran potencial y la reclutara para que viva en la residencia de San Luis.

¿Cómo fue tu infancia?

Cuando era chica más estaba con mi familia materna, más apegada a ellos. La mayor parte del tiempo la pasaba con mis tías porque mi mamá se dedicaba a trabajar y a trabajar. Me gustaba salir a jugar, correteaba con mis primos, con mis hermanos. Era bien inquieta.

¿Tu madre tiene la oportunidad de verte competir?

No, es bien difícil que lo haga. Casi siempre para trabajando. Ella es comerciante. Vende ensalada de frutas en el Terminal Terrestre de Yerbateros.

Foto: Ángel Leiva Espinoza

¿De pequeña has trabajado con ella?

Cuando tenía nueve años ayudaba a una señora que vendía desayunos. La apoyaba despachando o lavando los servicios. Estaba allí de las cinco de la mañana y luego me iba al colegio.

¿Por qué empezaste a laborar desde tan temprana edad?

Mi mamá me comenzó a inculcar eso. Era bueno para ser responsable, pero también porque de verdad lo necesitábamos. Haciéndolo supe la realidad en la cual me encontraba junto a mi familia. Sé que no cualquiera lo hace, pero fue un desafío.

¿Y qué es de tu papá?

Con él no tengo mucha comunicación a pesar de que también viva en nuestra casa. Hubo algunos problemas.

¿Qué fue lo primero que hiciste cuando te enteraste de tu clasificación?

Antes de que me lo dijeran ya sabía que iba a ser así, tenía confianza en mí. Fui a mi casa y le dije a mi mamá. Ella estaba convencida de que clasificaría, por el esfuerzo que había dado y por la fe que tenía.

Foto: Ángel Leiva Espinoza

¿Crees bastante en Dios?

Sí, desde pequeña me han enseñado mucho sobre Dios y a confiar en él. Además, se ha mostrado varias veces en mi familia, como cuando no teníamos qué comer o cuando mi hermano se enfermaba. Mi mamá siempre oraba y nos ayudaba demasiado. Por eso, lo primero que hago antes de competir es encomendarme a Dios y pedirle que todo salga bien. Yo voy a poner de mi parte, pero la decisión final la tiene él.

¿Qué te dice tu familia con todo lo que estás logrando?

Mi mamá dice que está muy orgullosa de mí. Sin embargo, yo le digo que recién estoy empezando. Deseo darle lo mejor a ella. Creo que el sueño de todo deportista es comprarle una casa a su mamá y eso es lo que quiero. Siempre he sido agradecida, aunque a veces no se lo diga, se lo demuestro. Soy de pocas palabras, me gustan más los hechos.

Foto: Ángel Leiva Espinoza

¿Has hablado con Carlos Zegarra sobre Buenos Aires 2018?

Sí, hablé con él. Estuvimos sentados y me comenzó a dar unas cuantas palabras, me comentó sobre su experiencia en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008. También me dijo que tengo todas las posibilidades de colgarme una medalla y que esto puede ser algo histórico para el judo peruano. El sensei Zegarra confía en mí y lo que menos quiero es defraudarlo.

La meta para los Juegos Olímpicos de la Juventud es…

Me he venido preparando mucho, por eso sé que voy a dar un gran papel. Voy a ir por una medalla.