Escribe: Erick Garay Alberto    

La Federación Internacional de Judo (IJF, por sus siglas en inglés) anunció que en octubre retomará la clasificación a los Juegos Olímpicos Tokio 2020 luego de una parada obligatoria por la pandemia del nuevo coronavirus. El torneo que marcará este reinicio será el Grand Slam de Budapest; del 23 al 25 de ese mes. La noticia no es ajena en Perú; tres judocas nacionales tienen segura su participación porque entrenan fuera del país. Para los que están en Lima, la situación es compleja.

 

Juan Postigos (Francia), Yuta Galarreta (Japón) y Alonso Wong (Estados Unidos) no tendrían problemas en llegar a Hungría; luego a Canadá en noviembre para el Panamericano de Mayores y posteriormente a Tokio para un nuevo Grand Slam en diciembre. La situación es distinta para Brillith Gamarra, Yuliana Bolívar y Dilmer Calle, en Lima y también con opciones de clasificar a los Juegos Olímpicos. Si bien el Ministerio de Transportes y Comunicaciones reprogramó para octubre la reapertura de los vuelos internacionales, la situación es tan cambiante que obliga a pensar en más de una alternativa.

“La idea inicial es ir antes a Portugal, que ha creado una zona segura donde los deportistas pueden entrenar. Ya están ahí Brasil y Puerto Rico, además de la propia selección local. Pasarían 14 días y luego viajarían a Hungría”, explica María Martínez, jefa de entrenadores de la Federación Peruana de Judo, a ELPOLI.pe.

En el peor de los casos, imaginando que los que están en Lima no puedan viajar, la federación hará todo lo posible por enviarlos al Panamericano. “Es el evento que más puntos da para la clasificación y no pueden faltar. Si tuviera que priorizar solo un torneo, sería este. La situación es muy compleja, pues estar fuera de los torneos supone desengancharse de la clasificación y estar en franca desventaja con el resto de países”, recalca Martínez.

ENTRENAMIENTO INCOMPLETO

A la planificación del itinerario para llegar a la competencia se suma un nuevo reto para los judocas que entrenan en Lima: el entrenamiento. Conocido es que semanas atrás volvieron a entrenar en la Videna; pero solo con sesiones de trabajo físico individual, sin randori (combate) por las necesarias medidas de seguridad que se necesitan para frenar el contagio del nuevo coronavirus.

Pasada esta primera etapa, la federación asegura haber tomado todas las precauciones para volver a un entrenamiento que contemple el randori. Es decir, la esencia del entrenamiento para un judoca. “La Fase 2 debimos tenerla hace cuatro semanas (llegó recién el último miércoles). Ahora estamos conversando para saber cuánto se van a demorar para pasarnos a la Fase 3 (etapa donde ya podrán hacer el trabajo de combate)”.

La defensa de Martínez en este punto es férrea, sobre todo porque cumplieron con todas las exigencias y hasta crearon una especie de “mini burbuja” para evitar el contagio entre sus deportistas: “Hemos sido muy escrupulosos, hemos hecho pruebas cada poco. Solo cuatro deportistas viven fuera de la Videna y ninguno usa el transporte público para llegar. Lo mismo con los entrenadores”.

Por ahora, el trabajo con muñecos ayuda en la readaptación al combate. “Hemos comprado unos muñecos de diferentes pesos y tamaños para que puedan simular lo más posible el trabajo con un compañero hasta que nos aprueben el paso a la siguiente fase. Los muñecos nos están ayudando, pero no es lo mismo. Por eso es importante que puedan viajar a Portugal porque allá el entrenamiento es regular y les hacen pruebas cada dos días”.

La pandemia traza así, nuevos desafíos para el deporte de alta competencia. A los judocas peruanos les ha tocado afrontarlos antes que a todos por ser el primer deporte que oficializa el regreso de la clasificación a Tokio 2020 y que incluye la participación de nuestros deportistas.

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